Esas pequeñas historias invisibles

No es que las cosas no pasan, es solo que nadie se digna a contarlas


Una gran diferencia

Un día franco no es igual que cualquier otro. Levantarse temprano para ir a hacer algo para una, no molesta. Sino todo lo contrario, entusiasma. Que el subte no funcione, tampoco importa, qué mejor oportunidad para tomar un colectivo. Tener la sonrisa a flor de piel y saber con certeza que la rutina no va a formar parte de la agenda, hace que me convierta en una incansable observadora de la gente que viaja conmigo, adivinando quién va a trabajar y quién no.
Un poco de actividad física no viene mal y una caminata por San Telmo al sol, tampoco.
Ir a hacer trámites al microcentro tiene otro color. Es como si por un día me convirtiera en turista curiosa, descubriendo las frenéticas costumbres porteñas, con motoqueros sin casco, con oficinistas trajeados comiendo panchos, fumando y hablando por celular al mismo tiempo, con mujeres apuradas pero siempre predispuestas a mirar una vidriera que exhibe una linda colección de zapatos, con vendedores ambulantes ofreciendo cosas tan insólitas como inútiles y con turistas, tan ajenos a esa inercia como yo.
Que me manden de una oficina a otra ubicada a 15 cuadras de distancia, no me fastidia, me plantea la aventura de meterme por las angostas callecitas céntricas, encontrando a mi paso galerías indómitas donde se puede encontrar una casa de computación al lado de un local de compostura de calzado, al lado de otro que hace tarjetas y sellos de goma “en el acto”. Y para colmo, es sólo la una del mediodía.
Emprendiendo el regreso a casa, ver la cartelera de cine no es algo a lo que le presto atención como para pensar qué hacer el fin de semana, sino que es una invitación directa para deleitarme con la última película de Edward Norton.
A la salida, la idea de que me apliquen la vacuna contra la rubéola no parece una tortura y la sensación de comprarme un premio por mi valentía, no la considero una locura a esta altura del mes.
Llegar al departamento y poder disfrutar de unos amargos, sin que nada ni nadie me apure, tiene un gustito especial, y apreciar el atardecer desde mi balcón, mientras los trenes se alejan hacia el oeste, tampoco.
Podría haber completado el día, organizando algo módicamente divertido esa noche pero no hizo falta. Las primeras 20 horas de la jornada, ya habían marcado en mí, la diferencia.

11 Respuestas a “Una gran diferencia”

  1. # Blogger gorrata

    Qué lindo aprovechar esos días libres! Debería tomar tu ejemplo en vez de estar entre 4 paredes y en penumbras esperando que se haga d enoche para recién asomarme a la calle jejee!

    Besos

    Guille  

  2. # Blogger Fantomas

    ¿Eso es ponerle onda a un día, Señorita Lu!

    A mi me pasa lo mismo, en un día fresquito luego de tanto calor, hasta la vida me parece bella (¿no lo es?).

    Mis Respetos.

    Fantomas  

  3. # Blogger Amperio

    Siga alumbrando la rutina con su brillo, compañera.
    Rascar la cascarita y descubrir lo que hay debajo es el secreto.

    UAP, Compañera.  

  4. # Blogger Paréntesis

    que buen día Lu, es como si hubieras tenido una semana bisiesta...un día adicional especial
    besos  

  5. # Blogger Puchi

    Ayyyyyy... no hay como ser el propio jefe!
    Vivo eso que contas, día por medio, por suerte!  

  6. # Blogger Lu

    GUille: Hay que hacer de los francos días excepcionales, para que ellos sigan teniendo un gustito especial y no se transformen en parte de nuestra rutina.

    Fanto: Es bella, pero hay días donde es más linda que otros.

    AMperito: Gracias.. me va a ser poner colorada che...
    UAP, cumpa

    Paren: semana bisiesta, qué buena expersión... con su permiso voy a comenzar a tomarla prestada.

    Javi: Qué bueno tener esa conducta. Lo admiro, la verdad.  

  7. # Blogger Lu

    PErdón a todos... pero soy una bruta increíble.. donde dice "a ser" debería decir "hacer".
    Por favor, sepan disculpar semejante asquerosidad ortográfica.  

  8. # Anonymous Anónimo

    Que lindo poder tomarse el dia libre, que lindo ser su propio jefe e igual poer hacerlo, Soy mi propio jefe y no puedo hacerlo.. mi mas sincera envidia sana tanto para ti como para Javi.. (ahora entiendo por que Javi algunos dias da mas bola que otros en el msn...) je je je  

  9. # Blogger Sebastian

    Es verdad, Lu. Yo tengo unos días libres a fin de mes (empezando hoy, por ejemplo :-)) y se siente así. Se ve todo desde otro punto de vista. Estás fuera de la rutina. Tendría que haber una táctica psicológica o algo para sentirse igual aún cuando uno está trabajando como siempre...
    Creo que evadir la rutina es una de las claves para la felicidad.
    Besos.  

  10. # Blogger Lu

    Taita: Es sólo una cuestión de actitud. Besos

    Sebas: La verdad que no tengo idea de quál será la clave para la felicidad, pero que dentro de la fórmula tiene que haber días francos, seguro.

    BLack Queen: Totalmente y bienvenida.  

  11. # Blogger La vieja que no devuelve la pelota.

    El domingo llegué al depto. y me puse a disfrutar unos amargos: Un partido viejo de Boca, cuando jugaba Maradona. Por lo menos el Diego se disfruta.  

Agregar opiniones



Web Este Blog

Quién Soy

Minichat no tan invisible





XML

Powered by Blogger

make money online blogger templates



© 2006 Esas pequeñas historias invisibles | Blogger Templates de GeckoandFly.