Esas pequeñas historias invisibles

No es que las cosas no pasan, es solo que nadie se digna a contarlas


Paris je t'aime

En una mochila prestada cargué todas las cosas que pensé iba a necesitar. Tres sweaters, unas remeritas y camisas de invierno, una por cada día, un camisón, ropa interior, camisetas un par de botas, unas zapatillas, los típicos productos de higiene personal, unos cuantos pares de aros, un collar y un perfume.
Viajé poco más de 20 horas, contando una escala interminable de 6 horas en San Pablo, y a pesar de que escuchaba música y leía casi de manera compulsiva, la ansiedad crecía sin que nada pudiera hacer al respecto.
Ansiedad no sólo porque estaba haciendo un viaje que pensaba no iba a hacer, sino porque necesitaba saber cómo iba a terminar o a empezar la historia con Lucas, esa que casi no tenía comienzo y que aguardaba un pronto desenlace a penas pusiera un pie en Paris. Me intrigaba particularmente el primer instante del encuentro. ¿Qué clase de beso me daría? Cualquiera fuera la respuesta, iba a tener dos semanas completas para sacarme todas las dudas.
La ciudad me recibió con sol, y el paisaje de casas bajas desde las afueras hasta el centro permitía que mi mirada se perdiera en un muy definido horizonte. Las ilusiones que tenía a cuestas, pesaban mucho más que mi equipaje y aquel viajecito en tren, generó en mí cierto tipo de taquicardia indescifrable que no acabó hasta horas más tarde.
En la estación me esperaba él, con los auriculares puestos. Vi cómo se los sacaba desde lejos, como en cámara lenta. Caminé nerviosa, casi sin abrigo porque estaba fresco pero no lo suficiente. Se paró enfrente de mí y me beso en la mejilla, agarró mi mochila y caminamos juntos hasta su casa.
La conversación fue sencilla. Sobre el viaje, el vuelo, las esperas, el clima, los pasajeros y otros etcéteras sin importancia. Por adentro creo haber contestado de manera automática todas esas preguntas, dado que los nervios iban ganándome y no podía dejar de mirarle los labios y escuchar esa linda forma que tenía de hablar francés, al nombrar lugares o cruzarse con algún conocido.
Llegamos a destino y la intriga permanecía intacta. Desarmé un poco el bolso y minutos después habíamos partido hacia el centro para dar mi primer paseo por la Ile de France. Saint Michel, el barrio latino, Notre Dame y el Sena inauguraron del golpe mi viaje y sólo en ese primer momento perdí de vista a quién me había invitado.
Caminamos sin rumbo por las callecitas, miramos negocios de mapas viejos, de ropa, de turismo, barcitos griegos. Los edificios comenzaron a iluminarse y vi mi primer atardecer, mágico, solemne y tenue.
Volvimos, hablando de Paris y algunas de las historias que se ven todos los días en el metro. Comimos con un amigo de él, y después de terminar, nos fuimos a su casa.
Decidí tomarme una ducha, porque el viaje comenzaba a hacerse sentir como cansancio y necesitaba lucidez para lo que podía llegar a pasar.
Salí y había música suave. Fue entonces cuando su sinceridad me partió el corazón en pedacitos. Otra chica ocupaba el suyo, y aunque con ella todavía no había pasado nada, tenía la seguridad que iba a suceder mucho cuando se vieran. Su siguiente pregunta fue si me había cagado el viaje. Mentí.
Haciéndome la superada, sobredimensioné Paris y su belleza, y agradecí nuevamente su invitación, aclarando que sin ella no hubiera sido posible mi viaje.
Empezó una película y me dormí al instante. A las horas me desperté y lloré bastante, en silencio, pensando en la suerte que tenía aquella chica, suerte que me resultaba tan pero tan ajena, mientras una nueva desilusión se sumaba a mi historia.
A la mañana siguiente, salí a caminar por París y fui al mejor museo que vi en mi vida, el Musée d’Orsay. Observé por largo rato la torre Eiffel y empecé a pensar que después de todo, no hay mejor lugar que ese para que te rompan el corazón.
Con el correr de los días, me fui dando cuenta que quizás no había mentido tanto, porque la magia que emanan esas calles, la gente, la cultura suspendida en el aire, los edificios y esos conmocionantes atardeceres valían la pena, y hacían sentir que las que no tenían invitación eran mis lágrimas.

11 Respuestas a “Paris je t'aime”

  1. # Blogger Amperio

    Todo pasa y todo queda, compañera. No vaya a olvidarse cuánto la queremos...  

  2. # Blogger Lu

    Amperito: No me olvido y muchas gracias por eso. Pero no se vaya a creer que la pasé mal. Esa fue sólo la crónica del primer dia, donde todo parecía una catástrofe.
    Estoy feliz de haberme endeudado de acá a tres años y próximamente, habrá más detalles que creo tienen un final feliz, tal y como lo podía la señorita Cosmo.

    UAP cumpa  

  3. # Blogger Amperio

    Yo la entiendo, compañera. Yo también la pasé mal en la Ciudad Luz. Jugaba Boca una final del Mundo y ni un puto televisor había en ningún lado...  

  4. # Blogger Uno de los ocho

    Se saluda con alegría su regreso, compañera.  

  5. # Blogger Lu

    Amperito: Bueno, quizás lo suyo fue peor... no tenía solución. A mi me quedó como segunda gran opción, una ciudad increíble.

    1 de los 8: Casi que no lo reconozco cumpa. He vuelto, y espero mantener el envión.  

  6. # Blogger Uno de los ocho

    Es que me hice un lifting mientras usted andaba afrancesada, compañera. Ahora sí soy igualito a brac pic. Saludos.  

  7. # Blogger Walterio

    Albricias por su retorno al blog compañera! ...Y con esa magia para la redacción intacta.
    Lamento que haya derramado un par de lagrimas y que vuelva con el corazon con aujeritos, pero la vida siempre da revancha.

    Saludos  

  8. # Blogger LORD MARIANVS

    Bienvenida amiga Lú: Después de leer su bonita crónica rescato sobre todo lo siguiente: Fue, lo hizo, estuvo. Tal vez, la realidad no correspondió con la ilusión, pero se sacó la duda de cómo eran las cosas. El año pasado Chile me reclamaba por algo parecido y quedó ahí nomás, en la ilusión. UAP.  

  9. # Blogger Lu

    Walterio: Gracias por los elogios y por su optimismo respecto a la revancha que tal vez me depare el destino.

    Lord: Cuando recibí la invitación dudé solo unos dias. Pero no quería quedarme con la horrible sensación de "que hubiera sido si", asíq ue me mandé con ganas y no me arrepiento, aunque el final de la historia era ligeramente diferente en mis ilusiones. Fue la decisión más sabia que tomé en los últimos 10 años.  

  10. # Blogger Uno de los ocho

    Señorilla, la decisión mas sabia de sus ultimos diez años fue escribir aquí para que la leamos todos.  

  11. # Blogger Lucas.-

    holas.. compartimos el amor por paris.. buen blog.. date una vuelta por el mio.. hay cronicas de ciajes y recomendaciones de cine frances.. entre otras cosas..

    un beso..  

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